"Eppur si muove" (Y sin embargo se mueve)


"...Dadme las naves y adaptadme las velas al viento celeste; habrá gente que no tendrá miedo ni siquiera de cara a aquella inmensidad. Y para estos descendientes que ya dentro de muy poco se aventurarán por estos caminos preparemos, oh Galileo, yo una astronomía lunar y tú una joviana". Johannes Kepler a Galileo Galilei en Dissertatio cum Nuncio Sidereo

Ciertas fechas deberían ser borradas del calendario, son merecedoras del oprobio y la vergüenza. Una de ellas es el 24 de febrero, cuando una comisión de teólogos consultores de la Inquisición, en el año 1616, censuró la teoría heliocéntrica de Copérnico reafirmando la inmovilidad de la Tierra.

La historia de las tribulaciones de Galileo y sus encuentros y desencuentros con la jerarquía eclesiástica, venía de lejos. El inicio hay que buscarlo probablemente en 1609, cuando recibe noticias de la existencia de un instrumento maravilloso, compuesto de lentes, capaz "acercar" los objetos. Con esta limitada información, Galileo construye su primer telescopio durante el verano de aquel año. Ya en diciembre se encontraba observando el firmamento con telescopios de calidad adecuada. Y es entonces cuando un nuevo universo se abrió para él, y también para nosotros, herederos intelectuales de la obra galileana. Entre sus múltiples descubrimientos están: las manchas del Sol, las montañas de la Luna, las fases de Venus, los cuatro satélites principales de Júpiter, los anillos de Saturno (sin darse cuenta de su naturaleza), la explicación de las mareas, la gran densidad de estrellas de la Vía Láctea, el propio uso del telescopio y del péndulo como instrumentos científicos, leyes de la dinámica, estudios sobre la caída de los graves, entre otros. Es precisamente el descubrimiento de las manchas solares lo que le puso en colisión directa con los jesuitas, quienes insistían en que el cielo no podía haber manchas.
El 22 de junio de 1633, Galileo será formalmente condenado por la Inquisición y forzado a abjurar, de rodillas y bajo amenaza de torturas, de la teoría de Copérnico, calificada de herética.
Galileo Galilei es uno de los grandes científicos de todos los tiempos y el padre de la Física moderna. Gracias a él, nosotros sí podemos afirmar "eppur si muove".

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